En la imagen: «El prestidigitador» de El Bosco.
A veces es complicado resistir el prurito de escribir sobre actualidad y especialmente sobre política, y hoy no me he podido aguantar. En esta entrada no voy a abundar en qué me parece la amnistía. Sólo voy a dar una pincelada: me parece mal, de la misma forma que le parecía mal al propio PSOE hace un año por estas fechas. Yo no me he movido, mi postura sigue siendo la misma, y está claro que los que se han movido han sido ellos una vez vistos los últimos resultados electorales. Es evidente que esta medida no nace de «solucionar el conflicto» como nos quieren hacer ver sino que trata simplemente de hacer que los números den a toda costa. La reflexión ahora la deben hacer los votantes del PSOE a los que intentan hacerles hoy ver blanco lo que ayer decían que es negro.
Aclarado esto, vamos al tema principal que ha motivado esta entrada, y no es otro que una actitud que he venido viendo en cierto sector de la izquierda y que puede sintetizarse en este twit:
Mensajes como este son parte de una estrategia que niega al ciudadano la capacidad de preocuparse por ideas más elevadas que las de la propia intendencia del día a día. ¿No puede un ciudadano reflexionar sobre decisiones históricas que se toman en su país? ¿No puede esto producirle una preocupación genuina? Creo que quien emite estos mensajes intenta jugar al despiste y a dirigir la atención de su público como los trileros cuando te animan a buscar la bolita mientras te llevan por donde quieren con habilidad.
Otra señal que debería hacer saltar las alarmas del sentido crítico es que este mecanismo funciona a capricho según el tema a tratar. La misma reflexión que te invitan a evitar con la amnistía si parece que está permitida con otros temas trascendentales. Me vienen a la cabeza las acciones de reparación histórica como fue sacar a Franco del Valle de los Caídos o la misma ley de Memoria Democrática. Con esas medidas si que se animaba al país a tener cierta elevación de ideas para que se apreciaran los efectos que iban a tener en España. Ahora parece que con la amnistía las preocupaciones que debemos tener son otras más pedestres.
El objetivo de esta entrada no es convencer a nadie -discutir sobre política gasta unas valiosísimas calorías de las cuales no dispongo- sino llamar la atención del lector para que no caiga en estos mecanismos desactivadores y no deje que le mitiguen las legítimas preocupaciones que pueda tener por los grandes temas de su país. Un ciudadano tiene la capacidad suficiente para preocuparse por estos asuntos y además de las cosas del día a día. El que intente negarte estas facetas está intentando hacerte de menos para venderte su mercancía averiada.
No me gustaría acabar este artículo sin reconocer una cosa evidente: tiene guasa que servidor de ustedes haya abandonado las redes sociales para acabar contestando a twits desde un blog. ¿Qué será lo siguiente? ¿Contestar a stories de Instagram escribiendo una enfurecida carta al director de algún periódico? No tengo remedio.
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