Si me preguntaran si soy feliz con mi trabajo, a día de hoy daría una respuesta afirmativa. Pero si me pidieran cuantificar esa felicidad, cualquier valor que le otorgase palidecería ante la felicidad que seguramente Karlos Arguiñano experimenta cada día haciendo sus recetas en televisión. Y es que estoy convencido de que Karlos es la persona que más disfruta con su trabajo de España.
En mi búsqueda de paz mental he ido quitándome lo que sobra y buscando aquello que es netamente bueno para mi. Una de esas cosas es la lectura, por ejemplo, que la había descuidado durante años y poco a poco he ido rejuveneciendo el músculo lector a base de ejercitarlo. Y otra de esas cosas vino a mi casi por casualidad. Empecé pillando a medias algunos minutos del programa de Arguiñano, de la forma mas tonta ya que a veces suele coincidir con mi hora de comer (una de las cosas de trabajar en casa es que no hay dos días que coma a la misma hora).
Y oye, que sin darme cuenta me he ido enganchando. Karlos ha estado ahí toda la vida, haciendo bufonadas y contando sus chistes malos, canturreando sus coplillas, explicando recetas de andar por casa y sobre todo, pasándoselo bien. Y su disfrute tiene algo fascinante y contagioso que no puedo dejar de mirar. En otros países existen personajes televisivos que irradian este tipo de energía: en Estados Unidos tenían a Mr. Rogers, en Australia a Steve Irwin y en Reino Unido a Sir David Attenborough. Y yo defiendo que Karlos Arguiñano podría estar en la misma categoría en España, una institución entrañable que presta, podríamos decir, un servicio público de educación. Tal y como yo lo veo, otro ejemplo de este tipo de personaje sería Félix Rodríguez de la Fuente. O Jordi Hurtado y su Saber y Ganar, que junto con Arguiñano son prácticamente los dos únicos platos de mi dieta televisiva.
Estoy seguro de que los lectores de este blog no se esperaban la temática de este artículo, pero es que no me he podido resistir a plasmar el solaz que me trae el rato diario que echo viendo a este titán de la televisión hacer lo que mejor se le da. Me despido hasta el próximo arranque de escritura y aprovecho para recordar que podéis recibir el contenido que aquí publico por varias vías.